La mostaza inglesa no es solo un condimento, es una institución culinaria con una rica historia y un sabor distintivo que ha transformado la cocina mundial. Es un aderezo con un sabor único que se deriva de un proceso de producción cuidadoso, siempre con productos de alta calidad.
La mostaza es más que un simple acompañante, es un ingrediente que ha revolucionado la forma en que se cocinan y se disfrutan distintos platos. Es una pasta o salsa hecha a partir de las semillas de la planta de mostaza, que se mezclan con otros ingredientes como vinagre, agua, sal y especias. Su sabor picante y potente característico ha hecho que este condimento sea indispensable en cocinas de todo el mundo.
Lo que realmente distingue a esta de la mostaza tradicional es su intensidad y la habilidad de realzar los sabores de una amplia variedad de alimentos. Para los ingleses es un legado de sabor que continúa dejando huella tanto en su tierra como en la cocina internacional. Su importancia en la gastronomía, su sabor único y su proceso de producción la convierten en un elemento indispensable en la cocina y en la cultura culinaria global.
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Huella británica: prestigio y popularidad
La mostaza inglesa se distingue por su sabor único, una mezcla picante y amarga con toques ácidos y aromáticos que brindan complejidad y logran hacer sobresalir cada plato que la incorpora en su receta, destacándose de esa forma sobre otros condimentos. Su popularidad no solo se debe a su sabor, sino también a su capacidad para transformar platos ordinarios en experiencias culinarias memorables.
El impacto de este condimento es tal en las tierras de la reina, que muchos de sus platos, incluyendo el plato nacional “fish and chips” no sería igual sin un toque de su distintiva mostaza. Algunos de los platos más emblemáticos de la gastronomía inglesa incorporan mostaza en sus recetas, van desde el ‘Bangers and Mash’, el ‘Corned Beef’ y el ‘Ham, Egg, and Chips’. Cada uno de ellos destaca por la forma en que la mostaza complementa y realza los sabores, demostrando la versatilidad y sabor excepcional de este condimento.
En el Reino Unido es más que un simple aderezo, es un componente esencial que ha dejado su marca en la cocina nacional británica. Desde los clásicos platos clásicos y sofisticados hasta platos innovadores, la mostaza añade profundidad y complejidad a cada comida.
Del campo a la mesa: el proceso de producción
El gran nombre que se ha hecho la mostaza inglesa va ligado a un amplio procedimiento que implica el uso de ingredientes de alta calidad y un cuidadoso proceso de producción. Preparada, esta mostaza es de un color amarillo brillante y una consistencia relativamente espesa.
Se elabora con una combinación de variedad de semillas, como la mostaza blanca, la mostaza negra o una combinación de ambas, esto la vuelve más fuerte que muchas otras mostazas. Es especialmente adecuada para condimentar como ingrediente de cocina, pero también se utiliza como condimento de mesa para carnes frías y calientes
El proceso de producción de la mostaza inglesa comienza con la selección cuidadosa de las semillas de mostaza. Una vez seleccionadas, se realiza un proceso de limpieza en el que se le retiran los elementos que pudieron llegar a caer durante la recolección, luego las semillas se muelen hasta obtener una pasta gruesa.
A esta pasta se le añade vinagre, agua, sal y diferentes especias para enriquecer su sabor. El resultado final es un condimento versátil y apetitoso que se utiliza en numerosas preparaciones culinarias.
Para finalizar este proceso, la mezcla se deja reposar durante un tiempo para que los sabores se mezclen y se desarrollen de manera apropiada, potenciando su intensidad. Una vez que la mostaza ha alcanzado la consistencia y sabor deseados, se envasa en recipientes adecuados para su distribución y así es como llega a miles de mesas.