Desde que llegaron los supermercados, la sociedad pasó a tener todo lo que quisiera comprar para su consumo diario en un mismo lugar. Esto abrió las puertas a que los productos a la venta cada vez fueran más abundantes, apareciendo así la comida congelada. Uno de los alimentos que más debate ha generado ha sido el pescado. Muchos apuestan por el fresco, mientras otros lo hacen por el congelado y estas son las razones.
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Beneficios del pescado fresco
El hecho de contar con una pescadería propia en los supermercados, hace que muchas personas se decanten por comprar esta clase de pescado. La comodidad a la hora de escoger; así como la posibilidad de que los profesionales del establecimiento nos lo limpien por nosotros, es una ventaja muy a tener en cuenta.
Pero no es la más importante de todas. Si encontramos el lugar adecuado (no todos los supermercados valen) encontraremos algunos como el pescado fresco de DIA, que potencie al máximo el sabor del producto. Comprar aquello que viene directamente del mar, sin haber pasado por los procesos de envasado, nos asegura una beneficiosa sensación de naturalidad, lo que se traduce en el sabor más auténtico del mercado.
El pescado recorre cada madrugada grandes distancias en el país para cubrir todos los rincones de España sin importar su cercanía a la playa. Es bien sabido que uno de los mejores pescados se encuentra en Madrid, ya que irónicamente cientos de camiones salen de las costas nacionales con los pescados más frescos y sabrosos del mar.
En consecuencia, si apostamos por el pescado fresco, estaremos recibiendo esta fuente de Omega 3, proteínas, vitaminas y minerales de la forma más sana posible. Porque no hay nada como tener ese sabor a agua de mar como para transportarnos directamente a las ciudades playeras que tanto aroma desprenden. Todo esto en el supermercado a la vuelta de la esquina.
Beneficios del pescado congelado
Sin embargo, por mucho que lo previamente expuesto sea real, todavía hay muchas personas que escogen el pescado congelado por delante del fresco en su compra semanal. Porque esta clase de alimento tiene toda una serie de ventajas que, si bien es cierto que nunca podrán competir con el sabor del anterior, es mucho más cómodo y duradero.
La primera ventaja de la compra de pescado congelado es el precio. Con un coste muy inferior al pescado fresco podremos disfrutar a diario de aquellos que, de otra manera, nos resultaría un gasto demasiado grande. En relación a esto, también podremos ahorrar en el propio consumo. Al estar congelado previamente, escogeremos únicamente aquello que vayamos a comer, evitando los desperdicios de comida tan innecesarios.
Por otro lado, accederemos a una gran variedad de cortes que nos llevaría demasiado tiempo lograr por cuenta propia. Lomos, filetes, rodajas… Todo es posible con el pescado congelado y tenemos absoluta libertad para escoger aquel que mejor nos convenga para cada receta.
Además, y a modo de extra, esta clase de pescado tiene unas connotaciones de bienestar hacia la industria que irremediablemente el fresco no tiene. Los pescadores trabajan con menor urgencia y, como consecuencia, con mayor seguridad; así como los medios de transporte empleados para el traslado del pescado congelado son menos dañinos para el medio ambiente.
¿Con cuál te quedas tú?
A modo de conclusión, es importante matizar que cualquier elección será buena. Ambos productos cuentan con los suficientes beneficios como para que escoger sea realmente complicado, algo que puede resolverse fácilmente si variamos en cada compra con nuestra elección.
Todo depende de los momentos. El pescado congelado es bueno para un uso diario, pudiendo incluso encontrar productos fuera de temporada que de otra manera nos sería imposible hallar. Pero si lo que buscas es darte el gusto de una buena cena, el pescado fresco es tu ganador.
Está en nuestras manos comprar aquello de mejor calidad. Para ello hemos de acudir a supermercados de prestigio y evaluar con detenimiento la oferta. Eso sí, escojamos lo que escojamos, debemos hacerlo con conocimiento de causa y con una responsabilidad de cara al planeta.