La rosácea es una enfermedad crónica de la piel. La consecuencia es una inflamación cutánea provocando una suerte de hematoma de color rosa que, pese a no tener ninguna consecuencia grave para la salud, sí es muy antiestético e incómodo para quien la sufre; sobre todo las mujeres, que son las que más la sufren.
Un brote de rosácea no es cómodo. Provoca rojeces en la nariz, barbilla, mejillas o frente, sensibilidad en la zona, sequedad, tirantez, picores y ardor (incluso en los ojos), sebo, granos y pústulas sobre una piel enrojecida donde se pueden apreciar, además, líneas rojas muy finas que son el producto de la dilatación de los capilares. En cualquier caso, una incomodidad.
Siendo una enfermedad crónica, ¿es posible tratar sus efectos de algún modo? La respuesta a esta pregunta es que sí, pese a que no existe un tratamiento diagnosticado por su propia naturaleza. No obstante, es posible frenar y calmar los brotes.
Para ello, la línea de cremas Rosacure ofrece diferentes opciones según el momento en que se encuentre la piel de la cara. Si el brote está en una fase aguda, si está en fase incipiente o para atenuar y disimular los efectos característicos de la emulsión coloreada sobre el cutis. Estas cremas para la rosácea ayudan a combatir las incomodidades de los síntomas y los efectos, sobre todo sociales, de una piel aparentemente en carne viva.
En cualquier caso, y sin tener en cuenta el tipo de piel que se tenga, es importante mantener una higiene, limpieza e hidratación de la piel óptimos para evitar, en la medida de lo posible, la irrupción de la enfermedad.
Es buena idea emplear limpiadores cutáneos suaves, evitar la deshidratación y el sol muy fuerte sobre la piel, sobre todo en los meses de verano y en lugares donde sea fácil recibirlo directamente sobre las zonas afectadas. Para evitar que los efectos de la rosácea se multipliquen en estos casos, es fundamental usar cremas hidratantes y protección solar cuando el sol pueda representar un problema.
Si tienes piel rosácea ya sabes que no debes preocuparte más allá del sentido estético porque no afecta a la salud de tu piel. No obstante, sé prudente porque, pese a que no mantiene un criterio estable, existen muchos factores que la invocan como, por ejemplo, los cambios de temperatura, el alcohol, el tabaco, los alimentos picantes, el chocolate, los lácteos y, como hemos dicho, la exposición al sol constante.
Con las cremas para la rosácea, al menos, podrás sentir el descanso de los efectos y la libertad de no pensar demasiado en su regreso.