Sobre los objetos más minúsculos se edifican las torres más altas. Esta frase describe a la perfección la mayoría de las estructuras, objetos y aparatos de hoy día, ya que están construidos a base de piezas sobre otras piezas. Para que estas se mantengan fijas y estables se necesitan elementos tan básicos, pero tan imprescindibles, como, por ejemplo, las tuercas
Las tuercas, junto a los tornillos, arandelas, remaches… pertenecen a ese grupo de pequeños objetos capaces de servir de base para construir las más grandes estructuras. En concreto, las tuercas, los elementos cilíndricos con un orificio en su centro donde se suele acoplar un tornillo, son uno de los elementos de fijación más invisibles y que, sin embargo, son fundamentales para ajustar y sujetar elementos (tornillos). Sin las tuercas, la mayoría de las industrias se verían imposibilitadas para realizar sus funciones.
Existe un buen número de tipos de tuercas, cada una especializada para un uso y función determinada. En dependencia del trabajo y la fuerza, serán más útiles unos diseños u otros. En este artículo, se pretende dar una visión general de este elemento imprescindible para la mayoría de las fijaciones.
Contenido
Objetivo de una tuerca
Esta pieza, generalmente metálica, tiene como objetivo favorecer o posibilitar la unión entre distintos objetos gracias a la interacción de un segundo elemento; el tornillo. Es en el momento del ajuste entre tuerca y tornillo donde las piezas a acoplar se fijan con seguridad. Esto se tiene que llevar a cabo con tuercas normalizadas, regidas por un sistema general para propiciar, precisamente, el perfecto encaje con su tornillo compatible.
En ocasiones, en el juego de fijación entra un elemento más; la arandela, muy parecido a la propia tuerca, pero con un grosor mínimo y sin rosca alguna. Esta pieza extra consigue dar mayor solidez a la unión, logrando, además, reducir al mínimo los desplazamientos entre tornillo y tuerca.
Las características básicas que definen una tuerca son el tipo de rosca, que definirá el tornillo que se adapta a ella, el diámetro y el grosor, pudiendo tener diseños de cuatro o de seis caras.
Tipos de tuercas más comunes
Las tuercas de apriete son las más comunes, tienen como función ajustar tornillos. Para llevar a cabo su función, solo se va a necesitar alguna herramienta de apriete, como llaves fijas, llaves inglesas, alicates… y, en algunos casos, con las propias manos será suficiente.
La tuerca hexagonal
Posiblemente la más común, su nombre se debe, como cabe suponer, al número de caras que presenta (6). Su uso es el básico y fundamental; apretar tornillos y dejarlos estables y seguros.
La tuerca cuadrada
Igual que la anterior, pero con solo 4 caras.
La tuerca ciega
En este diseño se ofrece un único orificio de entrada / salida. Es una tuerca que está pensada para usarla como elemento decorativo, a modo de embellecedor.
La tuerca mariposa
Su apariencia se distingue fácilmente del resto de modelos de tuerca, ya que contiene dos solapas que sobresalen de la propia tuerca, y que están pensadas para poder apretar y aflojar los tornillos con la mano fácilmente.
La tuerca autoblocante
En este caso, la diferencia se presenta por la presencia de un aro de nylon a uno de los lados del orificio. Este elemento tiene como función bloquear el tornillo que se engancha en la tuerca. Así se evita que se afloje si existe vibración o movimientos bruscos. Es una tuerca que se utiliza en motores por estar sufriendo una situación de vibración constante.
La tuerca almenada
La también conocida como tuerca castillo, por su forma peculiar parecida a un castillo medieval, está compuesta por una serie de muescas radiales en su cara exterior. Su diseño está pensado para colocar un pasador antigiro de bloqueo que evite la posibilidad de que el mecanismo se afloje mientras está funcionando. Se usa generalmente para el anclaje de los ejes de transmisión.
La tuerca con arandela a presión
Considerada como la evolución natural de la tuerca hexagonal, ya que viene con la arandela incorporada de modo fijo en uno de sus planos horizontales. Esta arandela, además, viene provista de estrías, con lo que se impide que se afloje involuntariamente el tornillo que ajusta.
La tuerca ranurada
Esta tuerca ofrece un gran agarre al material una vez colocada. Evita el giro o rotación de la tuerca, con lo que se consigue un roscado altamente resistente y seguro.
La tuerca remachable
Especial mención para este último modelo de tuerca, concretamente a las tuercas remachables RIVKLE® un producto exclusivo de Bollhoff, la compañía líder en elementos de fijación. Con un tipo de tuerca remachable se consiguen crear roscas resistentes en piezas de reducido espesor, y en las que, por lo tanto, no se puede llevar a cabo un terrajado. Estas tuercas con diseño exclusivo Rivkle ofrece una amplia variedad de dimensiones, por lo que es muy fácil encontrar la solución perfecta para cada caso y aplicación.